'Una moral tan
baja como su talla'
Cuando pone el primer pie sobre la arena, todo se
paraliza, las cabezas de todos los presentes obligadamente giran hacia donde él
se encuentra para permitir a los ojos mirar con comodidad su desfile hasta el
centro de la playa. Siempre escoge el mismo lugar. El mismo “hot spot”, en el
que él sabe es y será el centro de todas las miradas. La forma como contonea
sus carnes de un lado al otro me recuerda los desfiles de las reinas en Cartagena,
la misma carnicería, pero sin tan sólo un intento por mostrar algo de clase.
No, aquí no hay pie a ese tipo de pretensiones. El acercamiento es al mismo
tiempo tan engañoso como honesto. Como dicen por ahí: todos saben a lo que van.
Me resulta bastante curioso el efecto que genera en todos
los demás. Al principio pensé que se trataba de algún tipo de impresión dado
que es de talla bastante baja, aunque no lo suficiente para ser considerado un “enano”
como despectivamente algunas personas llaman a quienes tienen corta estatura.
Pero no, la atracción no tiene tanto que ver con cuánto mide como con su moral.
Algunos afirman que hizo el transito perfecto de Beach
Boy, primero entregando toallas y tragos a los huéspedes de los hoteles
cinco estrellas de South Beach, luego como bartender-stripper en los bares gay,
para finalmente convertirse en scort; o como vulgarmente se le llamaría en
cualquier parte de Latinoamérica, en un puto.
Lo cierto, es que su contoneo no demuestra bajeza alguna;
por el contrario exhibe con alarde una altivez que ralla en la arrogancia. Él
sabe que su desfile es admirado y mejor aún bien valorado por los turistas que
no escatiman en pagar sus altos honorarios, bien sea por el placer que generan
sus talentos en las artes amatorias o por el simple fetiche de cumplir la
fantasía de tener entre las sábanas a alguien que puede ser tan bajo y tan alto
a la vez.
-“Hola guapo”, alguien
le dice.
-“Gracias por el piropo papo, pero si quieres llegar a la siguiente base
vas a tener que gastar más que palabras”, dice él.
Acto seguido las palabras dejan de ser moneda y los
billetes verdes son la única llave que abre todas sus puertas. Primero las de
su boca, de la cual emanan sonrisas casi autenticas y palabras complacientes y tan
falsas como la seguridad de su desfile en la playa y su aparente felicidad.
Luego las de sus manos, cargadas de roces con las puntas de sus dedos; los
mismos que irán a donde quiera que el mejor postor lo requiera. Y si los
billetes siguen cayendo en sus bolsillos, las de su piel que permiten caricias
y manoseos desprovistos de cualquier clase de inocencia. Claro está que todo
finaliza o mejor dicho empieza, en las de sus adentros que de par en par pueden
recibir en su pequeña humanidad brutales embestidas, de las cuales como el torero
más experto saldrá bien librado tal vez no recibiendo un grito de “ole”
como recompensa, pero si uno de “papi
you are the best”, por supuesto acompañado de más verdes.
Su historia que no
conozco, no ha de ser muy distinta a la de tantos que como él viven de su
cuerpo o mejor aún de las fantasías, inseguridades y fetiches de los demás. Sin embargo, es tal vez la que al menos en mi
imaginario de espectador sin nombre, resulta más fascinante, probablemente porque
literalmente se ha contoneado frente a mis ojos.
No le conozco y no le conoceré, en realidad no sé si su
moral es tan baja como su talla, no le
he hablado y estoy seguro de que jamás cruzaremos palabra, pero lo que es claro
es que la combinación de su físico, su pavoneo y los rumores que se generan en
torno a él; eran algo que no podía dejar de contar o al menos de hacer el
intento.
3 comentarios:
Gracias por este corto, pero profundo viaje. "El espectador sin nombre" tiene una mirada certera. De esas que no se encuentran tan fácil. Pero, sobretodo, es una delicia para los ojos y la mente, ver una combinación tan buena de sustantivos y adjetivos para traducir los pensamientos que a muchos nos rodean.
Un intento que rumorea tu astuta y aguda percepción del mundo!
Tipo anónimo, tengo que decirle que el leer su breve relato me ha resultado muy agradable y me parece que la forma en que usted se expresa con la plumaes armoniosa, interesante y colorida.
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